SE LO QUE HICISTES EL ULTIMO TORNEO #3

lunes, 11 de agosto de 2008

Acaba aqui el relato que ha sido comprado ala conjura de los necios por alguno de los comments. Yo no me atreveria a tanto. ;) Las partes 1 y 2.

El sábado madrugué para irme al GP, que empezaba a las 10.00 de la mañana. Cogí mi kit de intervención pero al salir por la puerta me di cuenta de que no llevaba nada para comer. Podría haber comprado algo allí, pero si en toda mi vida apenas he gastado dinero en Magic: The Gathering, no iba a hacerlo entonces en algo tan ACCESORIO como es la comida. Desgraciadamente, debido a la espantada de mis padres días atrás, ya no estaba mi madre en casa para prepararme nada. Y no os quepa duda de que no me habría temblado el pulso para despertarla, pues así lo habría querido ella, la mujer detrás del GRAN hombre, siempre atenta a mis necesidades, como cuando le despierto de madrugada porque REQUIERO un vaso de agua para conciliar el sueño. Cuánto echaría de menos, horas más tarde, aquellos deliciosos bocadillos de quesito en porciones que solía hacer cuando empezaba a apretar el calor. Pero no, esta vez estaba yo solo frente al mundo, y me tocaba a mí sacarme las castañas del fuego. Puse en marcha mi PASMOSA maquinaria mental y casi instantáneamente se me vinieron a la cabeza los potitos que mangué en la farmacia hacía ya una semana. Volví a mi habitación y efectivamente, allí estaban, junto a la ventana. Ellos me proporcionarían el aporte calórico, PROTEÍNICO y energético necesario para tomar al asalto el Grand Prix de Madrid.



Antes de relatar mi andadura en el torneo, haré un pequeño recordatorio de sus bases. El formato era Baraja Sellada, en el que a cada participante se le daba un mazo de Shadowmoor y dos sobres de Eventide. Las cartas en ellos eran completamente aleatorias, y con ellas debería construir una baraja de 40 cartas. Como podéis ver, aquí todo el mundo partía en igualdad de condiciones, siendo el conocimiento de la colección el factor que separaría a la gente en dos grupos: los MEDIOCRES, en un lado, y YO, en el otro. En total se jugarían nueve rondas suizas al mejor de tres partidas. Este sistema otorga tres puntos por ronda ganada, uno por empatada y cero por perdida, y te empareja en la siguiente con una persona con tus mismos puntos. Pasarían al día siguiente de competición 128 personas, y teniendo en cuenta que se esperaba una asistencia de bastante más de mil personas, estimé, mediante un COMPLEJO cálculo matemático, que el corte estaría en torno a un balance de 7-2. Todo un reto, pues yo partía de cero, no como algunos mafiosos afiliados a la DCI, que podían llevar un par de partidas ganadas por la cara. Dicho esto, pasemos a lo que aconteció en el GP.

Ronda 0: reparto del material y registro de éste.

Ésta es la parte previa a la competición propiamente dicha. Nos asignaron un puesto en una de las muchas mesas que había, y empezaron a repartir los mazos y los sobres, junto con una hoja en la que debíamos registrar las cartas que nos tocaran. Acto seguido, le pasaríamos todo al compañero de enfrente para que verificara nuestro trabajo, y finalmente correríamos todo al jugador a dos sillas a nuestra izquierda, y podríamos montar nuestra baraja con el nuevo material. De este modo la organización se asegura que nadie haga pirulas llevando cartas de casa, porque las hojas de registro se las entregan a los jueces, que en cualquier momento pueden revisar tu baraja. Todo esto, en cincuenta minutos.

El ambiente era distendido, a un GP se puede presentar cualquiera, y salvo los pros, nadie iba con la intención de ganar nada. Mi compañero de enfrente resultó ser bastante simpático, aunque también muy tímido, pues era la primera vez que se presentaba a una cosa de éstas. Me cayó bien, así que para tranquilizarle le conté un poco mi historia, mis IRREPRODUCIBLES victorias en cientos de torneos, mi labor en la tienda y cómo iba a erigirme en jugador profesional de Magic: The Gathering una vez hubiese ganado el GP. El chaval escuchaba sin decir palabra, obnubilado por mi gracioso VERBO, y miraba a los jugadores de alrededor, sin dar crédito a lo que estaba viviendo, a quién tenía enfrente.

Repartieron el material y lo registré en la hoja a la velocidad del rayo, mientras mi compañero aún estaba ordenando las cartas por colores. Vale que, como he dicho, el ambiente fuera agradable y tal, pero yo no iba allí como jugador casual, sino como COMPETITIVO, así que en ese momento terminó toda actitud condescendiente por mi parte, y me convertí en la ansiosa criatura SEDIENTA DE GLORIA que soy cuando estoy metido en harina. Comencé primero a hacerle comentarios sueltos sobre su poca soltura, siempre cordialmente, a lo que el respondía que estaba un poco nervioso por ser su primera vez y tal. Poco a poco subí el tono, y empecé a acusarle de que estaba perdiendo tiempo a propósito para que no me diera tiempo a verificar lo suyo, de ser una MARIONETA pagada por la DCI, puesta allí para forzar mi descalificación. Él se afanaba en negarlo todo, jurando y perjurando que sólo había ido a para pasar un buen rato, con las manos temblorosas y el sudor chorreando por su frente. Y eso que aún quedaba tiempo de sobra, pero amigos, yo ya había empezado mi guerra. Al final, después de esta concienzuda labor de anulación del adversario, intercambiamos el material para verificar si lo que había hecho el otro era correcto.

Reconozco que a pesar de la enorme presión psicológica a la que había sometido a mi compañero, él aún seguía entero, dando muestras de ser realmente avispado, pues amablemente, aunque con SUMO temor en su mirada, me comentó que me había equivocado al registrar un par de cartas, algo que si es apercibido por un juez puede conllevar una sanción. Un gesto honroso, sin duda. Yo, por mi parte, me dediqué a alterar SISTEMÁTICAMENTE su hoja sin decirle nada, tachando por aquí y apuntando de más por allá. Así, le comuniqué que todo estaba bien, y cuando se terminó el tiempo de registro rotamos el material como indiqué anteriormente, dando comienzo los cuarenta minutos para montar la baraja con la que habríamos de competir.

No tardó en venir un juez a pedir explicaciones a mi compañero, ya que el tipo al que le tocó lo que él había registrado comprobó que no coincidía absolutamente nada de lo que venía en la caja con lo que ponía en la hoja. El chaval se puso pálido, y me miró con ojos de cordero degollado, pues era evidente que una equivocación podía tenerla cualquiera, pero semejante desaguisado estaba hecho con la clara intención de joder al prójimo. Ni qué decir tiene que fue expulsado inmediatamente del GP, con los ojos como platos, sin saber a ciencia cierta lo que le estaba sucediendo. En lo que a mí respecta, puesto que no tardé ni cinco minutos en terminar mi baraja, gracias a mi SAPIENTÍSIMO bagaje, pude deleitarme con toda la escena, con mis INABARCABLES brazos cruzados (acentuados por mi jersey azul) sobre mi pecho, como el Ernham Djinn de mi avatar, con SEVERÍSIMA expresión facial, pero con inmensa satisfacción interior, pues había una piraña menos en el acuario.

Ronda 1

Aún con toda la mierda que rodeaba al torneo por culpa de la mafia de la DCI, he de decir que a pesar de la desventaja inicial con que partía, mi intención era la de ganar las partidas con todas las de la ley. Esta primera ronda me enseñó que no sólo la organización estaba podrida, sino también los jugadores.

Una vez terminado el registro de nuestras barajas, y de entregar a los jueces la hoja con la lista definitiva, se publicaron los emparejamientos de la primera ronda. Me dirigí a la mesa que me correspondía y allí me encontré con mi oponente. La primera partida fue una auténtica merienda de negros, el tipo me barrió como nunca en mi vida me habían hecho. Esto sólo podría indicar una cosa, y es que ese cabrón había hecho trampas y había pegado el cambiazo trayendo su propia baraja de casa. Lo normal hubiese sido llamar a un juez y hacer que comprobase su baraja, pero teniendo en cuenta el más que seguro COMPLOT que la DCI había urdido contra mí, decidí que me saldría más a cuenta solucionar el asunto por mí mismo.

Después de la primera partida se puede banquillear, que simplemente es coger cartas que no hayas usado para construir tu baraja e intercambiarlas por las que sean menos adecuadas para el emparejamiento. Eso sí, en la primera partida de cada ronda tienes que jugar con la lista de 40 que has entregado al principio. Total, que saqué las cartas que había comprado por eBay días antes y banquilleé unas veinte. Ahora tenía una baraja realmente BROKEN, compuesta por la flor y NATA de la edición. Teníais que haber visto su cara cuando me lo follaba al cuarto turno en las dos siguientes partidas, cuando en la primera apenas pude bajar nada hasta el séptimo. Y es que a mí nadie me toca los cojones.

1-0

Ronda 2

En la segunda ronda me tocaba enfrentarme a un chavalín de unos doce años, aniñado y muy guapo de cara, vestido con un pantalón corto, APRETADO, que dejaba atisbar unas piernecitas sin un solo pelo, sugiriendo que la pubertad aún no había empezado a hacer estragos en él, y que su culito estaría igual de peladito. Mmmm, una lástima que el destino nos jugara la mala pasada de encontrarnos en un entorno tan fraticida en lugar de, qué se yo, mi HABITACIÓN. Estas cosas me parten el alma, así que decidí hacerle una proposición, antes de que empezara la ronda. Saqué mi fajo de vales-por-un-euro de la tienda, sabedor de que estos niños no tienen un puto duro para gastar en Magic: The Gathering. Qué queréis que os diga, flipó cuando le dije que trabajaba allí, y no me costó mucho convencerle para que diera su ronda por perdida a cambio de 30 vales. Hicimos un poco el paripé durante la ronda y a los diez minutos avisamos al juez para que registrara mi ÉPICA victoria.

2-0

Como aún faltaba mucho tiempo para que empezaba la tercera ronda, le pregunté al crío si traía baraja de casa, para echar unas partidas en plan CASUAL al margen del torneo. Y sí, se la había traído, el típico mazo de 300 euros que acumulan estos personajillos con el dinero de pagas, cumpleaños, reyes, comuniones... Yo, por mi parte, saqué a Recaudadora. Esta baraja se basa en hechizos con los que ganas el control de las cartas del oponente, pasándolas a tu zona de juego. La sensación de PILOTARLA es como estar en un buffet libre, cogiendo lo que te apetece cuando te apetece. No gano muchas partidas, pero ese no es su cometido. Su cometido es ENGROSAR mi pool de cartas. Así, después de unas cuantas partidas y cuando el niñito hubo cogido confianza, gané el control de varias de sus cartas más caras y me rendí, felicitándole por lo bien que había jugado, al tiempo que mezclaba todo lo que había en mi parte de la mesa y me lo guardaba. El pobrecito no se dio ni cuenta, como tantos otros EFEBOS que pasaron por las manos de Recaudadora. Oh, por cierto, vino ayer a mi tienda. Menuda jeta se le quedó cuando mi jefe le dijo que los vales que traía carecían de valor comercial. No pude evitar descojonarme desde la trastienda, en la que me había escondido al verle entrar por la puerta.

Ronda 3

A pesar de todo, todavía me quedaban unos pocos minutos para empezar la siguiente ronda. Habréis podido comprobar que el tremendo esfuerzo mental que había desarrollado comenzaba a hacer mella en mí, tras tres horas de DURÍSIMA competición al más alto nivel. Era el momento del avituallamiento, así que me fui al baño, me encerré en una cabina y puse un SEÑOR tiro de coca en la tapa del wc. Impresionante, era justo lo que necesitaba, me sentía poderoso, el rey del mambo, Jon Finkel. Pero he aquí que la fatalidad se cruzó en mi camino. Este incidente que voy a relatar me resulta sumamente vergonzoso, pero no quiero mentiros, y prefiero que sepáis la verdad a contaros una mentira diciendo que perdí en buena lid. Yo no pierdo JAMÁS, y es mejor para mi reputación social que sepáis lo que pasó, pues lo último que quiero hacer es quedar como un perdedor.

Ya sabéis que mi interés por el sexo es prácticamente inexistente, pero que las drogas desbaratan mis RÍGIDO armazón moral y me hacen cometer excesos que en un estado normal jamás cometería. Al salir del cuarto de baño me crucé con una de esas preciosas niñas PURAS, libre de las ataduras de la menstruación, dirigiéndose al cuarto de baño. De nuevo, tal y como aquella noche, mis piernas comenzaron a tomar sus propias decisiones, e hicieron que la siguiera hasta la puerta, para colarme detrás de ella una vez me hube cerciorado de que se había encerrado en una cabina. Me escondí en una contigua, y pude oír absolutamente TODO lo que hizo, cómo ese chorrito de maná celestial se mezclaba con las infectas aguas del váter. Una auténtica profanación de una esencia que bien podría usarse para llenar hisopos y bendecir a unos pocos elegidos. Cesó esa majestuosa sinfonía y tiró de la cadena, lo que me hizo sentir un profundo dolor en mi alma al saber desperdiciado semejante néctar. Pero el destino me reservaba algo especial, y es que cuando oí que había salido del baño me metí en la cabina que había terminado de usar. Me arrodillé para inspeccionar la taza y no pude evitar lamer con FRUICIÓN el borde de la taza, RECREÁNDOME en cada tramo hasta que de pronto, y de forma completamente inesperada, me topé con una gota de rocío que había logrado evadir su cruel destino. Oh, Dios mío, podéis creerme si os digo que aquella eyaculación que me sobrevino, con el pene completamente fláccido, ha sido la mayor de la VEINTENA larga que habré tenido a lo largo de mi vida. Inmóvil, yací junto a la taza, con la mente en blanco, sumido en un estado de plenitud ABSOLUTA. Lo único que me sacó de ella fue el roce con un trozo de papel higiénico, que a juzgar por su olor habría sido utilizado por la chica para limpiarse. Había recibido no una sino DOS bendiciones, esto debía ser una señal, así que anudé la tira blanca a mi brazo, tal y como hacían los caballeros medievales con el pañuelo de su amada, y salí a hacerme con la victoria para brindársela a ella.

Pero he aquí que al salir del cuarto de baño la ronda ya había empezado, y al localizar a mi oponente me dijo que como había tardado más de diez minutos en llegar había avisado a un juez y me la habían dado por perdida. Ese hijo de la gran puta había demostrado un carácter totalmente ANTIDEPORTIVO y descortés, y aunque intenté hacerle ver que mi retraso se debía a una experiencia mística que acababa de vivir (omitiendo todos los detalles, claro), hizo caso omiso a mis ruegos. Le propuse de todos modos jugar las partidas sin que afectara al resultado, a lo que accedió. Hay una regla en este tipo de eventos y es que tienes que barajar tu mazo y luego el del contrario. Y así lo hicimos, pero aquí es cuando se la devolví. Gracias a mis conocimientos en el arte de la prestidigitación, le metí unas cuantas cartas adicionales de otras ediciones en la última partida, y me fui sin empezarla. Al muy gilipollas no se le ocurrió revisarla en la siguiente ronda, y pude verle entonces a lo lejos hablar con un juez antes de ser expulsado. Supongo que su contrincante le vería alguna de ellas cuando se descartara o le mirara la mano.

Tras este duro golpe, empecé a mentalizarme para la siguiente ronda...

2-1


Ronda 4:

Después de mi injusta derrota, era hora de reponerse mental y físicamente. La COCAÍNA seguía corriendo por mis venas como litros de alcohol, y sí, ese cerco blancuzco que me dejé a propósito alrededor de las fosas nasales me daba un porte de hombre adinerado, pero necesitaba algo más, ese último empujón que me reenganchara de nuevo a la dinámica de la competición, después de tan duro golpe. Qué mejor para paliar el cansancio físico que algo de comida, esos potitos que CLARIVIDENTEMENTE había metido en la mochila horas atrás. He de decir que la semana que estuvieron expuestos al sol en mi habitación les dieron un BOUQUET inesperado, como de roquefort. No tardé en dar buena cuenta de ellos en una de las mesas que quedaron vacías, ayudándome de una carta doblada a modo de cuchara, y ante la atónita mirada del gentío, envidiosos de tan OPÍPARO banquete. Ternera a la jardinera, merluza hervida con verduras y fruta con galleta como postre. SUPERB. En cuanto a la parte anímica, me bastó con recordar a la damisela con la que me crucé saliendo de los servicios. Desanudé el trozo de papel higiénico de mi brazo, me lo llevé a la nariz, cerré los ojos e inspiré. Una melodía de aromas invadió mi pituitaria que, saturada por la superposición de sensaciones, apenas daba abasto a distinguir las distintas notas de nueces, amoniaco y Smacks de Kellogs. Me lo volví a atar y busqué a mi próximo contrincante.

Llegué a la mesa con antelación, con lo que disfruté de una valiosísima VENTANA TEMPORAL para charlar con mi oponente y conocer sus debilidades. Me encontraba ante otro primerizo, al que la fortuna había dotado con un muy buen pool de cartas inicial, de modo que su baraja se jugaba prácticamente sola. Eso sí, me dijo que no dominaba muy bien las reglas, y que si se le pasaba algo, que supiera que no lo hacía con maldad. Ya comenté que a uno de estos Grand Prix se puede presentar cualquiera, y como tales, la mayoría son jugadores casuales, bastante condescendientes con los posibles fallos del otro, dando marcha atrás si es necesario o avisándole de eventuales acciones irregulares. Pero a pesar de todo sigue siendo un Grand Prix, en el que hay gente como yo que se juega LEVIATANESCAS sumas de dinero, por lo que el nivel de reglas (REL) que se aplica es Competitivo, con duras sanciones si se denuncian situaciones antirreglamentarias a un juez. A mí me hicieron trampas en la primera partida y pagué la misma moneda. Perdí mi tercera ronda en una decisión demasiado rigurosa, de modo que ahora me tocaría a mí demostrar mi ABISAL conocimiento de las reglas de Magic: The Gathering.

Barajamos nuestros mazos y los pusimos a disposición del otro para que hiciera lo propio, tal y como dictan las reglas. Así lo hice yo, mientras que él se limitó a cortar mi baraja, en lo que supongo un gesto de confianza hacia mi RANDOMIZACIÓN o quizá un acto de extremo n00bismo. Levanté la mano y pronuncié enérgicamente "Judge!". Se acercó un juez y le expliqué que mi oponente se había negado a barajar y había optado por cortar, al tiempo que miraba la carta de abajo. Para eliminar a la gente cuando llega tarde tenían la mano muy larga, pero para estas cosas parece preferían la zanahoria al palo, pues se limitó a indicarle que su obligación era barajar mi mazo. La verdad, no di crédito ante tamaño despropósito, así que inicié un elaborado alegato en pro de una amonestación, apoyándome en el REL Competitivo del GP, con amplias referencias a la jurisprudencia y una EXQUISITA sintaxis y dicción fruto de mis ASOMBROSAS habilidades verbales, potenciadas por los efectos de la COCAÍNA. No tuvo más remedio que amonestarle, aunque me dirigió una mirada cargada de odio, seguramente porque le había dejado en evidencia.

El tipo me estaba machacando en la primera partida, y yo estaría a unas pocas vidas de perder, mientras que él gozaba de un amplia ventaja en todos los aspectos. En todos menos uno. Puse todos mis sentidos en seguir sus acciones METICULOSAMENTE, en lugar de intentar defender lo que quedaba. Y efectivamente, en uno de sus turnos se olvidó de enderezar una tierra y robó carta, se dio cuenta de su error y la enderezó lanzándome una mirada cómplice.

- ¿Qué pollas haces? - espeté.
- Se me ha pasado tío, jeje, perdona.
- ¿Es que no sabes las fases del turno? Enderezar-mantenimiento-robar. A veces me pregunto de dónde coño os sacan, joder.
- Oye, que ha sido un error, además no he podido verla porque le habías puesto encima la manga de tu jersey.
- ¿Encima me echas la culpa a mí? ¿Qué pasa, que tengo yo que estar pendiente de mantener no sólo mi GAME STATE sino también el tuyo? Mira, chaval, no tienes ni PUTA idea de con quién te estás jugando los cuartos. JUDGE!

Se acercó el mismo juez y le expliqué la situación. No tuvo más remedio que amonestarle de nuevo, a pesar de los ruegos del chaval. Esto, amigo, no es la tienda de tu puto barrio, esto es Magic: The Gathering Competitivo, esto es SERIOUS BUSINESS. Más miradas de odio por parte del árbitro, retirándose a hablar con en un corrillo con otros de los suyos, mientras me miraban de reojo.

Finiquité el asunto al principio de la segunda partida. En Magic: The Gathering se roban siete cartas de inicio, pero si no te gusta tu mano puedes hacer mulligan, que es barajarla y robar tantas como la vez anterior menos una. Como podéis adivinar, mi NÉMESIS decidió hacerlo pero se le pasó y volvió a robar otras siete. Y aquí hice mi última llamada al juez, que no tuvo más cojones que concederme la ronda, por reiteración de faltas de mi oponente, aunque intentó darme una moralina sobre el juego limpio y la caballerosidad. Mira tío, - le dije - esta MARCIAL victoria que acabas de contemplar es tan válida como si hubiese sido obtenida pasándole por encima. ¿Qué más da si he ganado en los despachos? ¿Acaso no hay un ciclista español que ganó el Tour meses después porque descalificaron al primero por dopaje? Da exactamente lo mismo, y si no fíjate en su caso y dime si no es igual de famoso que cualquier otro vencedor. Y ahora aparta de mi camino, que tengo un GP que ganar.

3-1

Ronda 5

Una vez más, había terminado mi enfrentamiento con EXTREMA antelación, así que me di una vuelta por el interior del recinto, para hacer un poco de negocio. Hice mi primera parada en un par de chavalillos de unos diez o doce años, que ni siquiera llevaban las cartas para cambiar en un archivador, sino en un taco directamente. Me acerqué a ellos y les pedí que me las enseñaran. Receloso, el más valiente de los dos empezó a pasar cartas y yo iba diciéndole cuáles me interesaban. La verdad es que fue todo un reto para mí resolver esa situación, porque sin tener contacto directo con el material, me es imposible desarrollar todas mis destrezas PRESTIDIGITACIONALES. Finalmente, resolví con un jugada que, sin ningún ánimo de falsa modestia, cabría calificarla como DETERMINANTE. Me vino un flashback de mi etapa escolar, cuando iba con mi taquito de cromos y los niños, ya fuesen mayores, pequeños, amigos míos e incluso niñas, me daban una hostia por debajo de él cuando se los estaba enseñando, haciendo que cayesen al suelo, momento que aprovechaban para lanzarse a por ellos cual jauría. Cuánto aprendí en esa época, estudiando todos sus movimientos para desarrollar la técnica más refinada, día tras día, perdiendo MONOLÍTICAS cantidades de Zubizarretas, Butragueños, Ricardos, Ricardos IIs, Ricardos IIIs u Onésimos. Buen rendimiento he sacado a la larga de esos días, marcados por cientos de recreos en que era solicitado a cada paso por grupos de críos para que les enseñara el cambio, en los que era el niño más popular del colegio. Total, que fingí un estornudo, saqué mi pañuelo de tela con la F bordada del bolsillo del pantalón, y en el camino de subida hacia mi nariz aproveché para dar el toque MAESTRO y hacer saltar por los aires todas sus cartitas. Ruborizado, le ayudé a recogerlas, aunque al final recuperó una versión del taco original cuidadosamente LOBOTOMIZADA por mi parte, aprovechando la confusión del momento.

También me pasé por un stand en el que había multitud de cajas con sobres. La atenta mirada de los dependientes exigía un nivel de refinamiento mucho mayor. Nada, no obstante, que no solucionase tras ojear un par de minutos la mercancía, para simular a continuación un ataque epiléptico, cayendo encima de la enclenque mesa donde descansaba el codiciado tesoro. A razón de un sobre capturado por convulsión, podéis imaginar el tremendo botín con el que me hice, puesto a buen recaudo en el interior de mi amplio jersey. Recuperé la compostura paulatinamente, a medida que la multitud que se agolpaba alrededor empezaba a ser considerable. Una actuación digna de la mejor escuela de actores.

Nuevamente, me dirigí a la mesa donde disputaría la ronda. Un 3-1 es un resultado excepcional, y considerando lo tramposa, como he venido demostrando, que era la gente allí, no merecía la pena jugársela en un entorno hostil. Así que en cuanto se sentó el tipo saqué doscientos de los mil euros que llevé y le propuse que me concediera la ronda. Tras un primer momento de extrañeza, cogió sin dudar el dinero y me estrechó la mano. Teniendo en cuenta que el reparto de premios era el siguiente, fue un acto sabio por su parte, ya que, sabiéndose mal jugador, las posibilidades de acabar entre los 64 primeros serían muy escasas.

Regular Grand Prix

Summer Series

Place

Prize Money

Pro Points

Prize Money

Pro Points

1

$3,500

8

$4,000

10

2

$2,300

6

$3,000

8

3-4

$1,500

5

$2,000

6

5-8

$1,000

4

$1,500

5

9-12

$600

3

$1,000

4

13-16

$600

3

$750

3

17-32

$400

2

$500

2

33-64

$200

1

$250

1


Desgraciadamente, los cuatro jugadores que teníamos alrededor se dieron cuenta del trato, y amenazaron con llamar a un juez. Magnánimo, le di doscientos euros a cada uno, consumiendo los ahorros de toda una vida, pero asegurándome estar una victoria más cerca de mi consagración como jugador profesional de Magic: The Gathering, y amortizando la inversión llevándome los 4000 dólares de premio.

4-1

Ronda 6

Permitidme contar una trágica historia antes de narrar los ULTRAJANTES acontecimientos que se dieron en esta sexta y FATÍDICA ronda.

Tal y como he contado alguna vez, sólo he jugado una vez un torneo fuera de mi tienda. El formato era Tipo I, en el que se pueden usar prácticamente todas las cartas de Magic: The Gathering. Esto incluye las más caras, del orden de los miles de euros. En una ocasión me dieron de hostias por la calle, pues una banda de chavales intentó atracarme, y montaron en cólera al ver que sólo llevaba encima mis cartas. Me las arrancaron de las manos y las arrojaron al suelo, al tiempo que me derribaban y cosían a patadas. Después las recogieron, las rompieron y me arrojaron encima los pedazos. Afortunadamente pude salvar unas tierras básicas, ya que cuando caí procuré caer sobre ellas para salvarlas. Por este motivo, considero esa INTENSA pelea como un empate técnico, pues yo siempre río el último. Con este precedente, no iba a arriesgarme a sacar de mi casa mi valiosa baraja de 6000 euros de Tipo I para ir a una tienducha de mierda a jugar un torneo sin importancia, así que me imprimí unas fotocopias, las pegué encima de algunas cartas que no me servían y marché para allá. El dueño ejercía también como juez, y parece ser que se dio cuenta de que era el único que llevaba todos los pepinos carísimos, así que estuvo todo el rato detrás de mí, hasta que en un descuido cogió una de las cartas y descubrió lo que en realidad era. De nada me sirvió argumentar que tenía en casa las originales y que no las había traído debido a motivos de seguridad. Me echó a empellones para regocijo de los asistentes.

Pues bien, este hijo de la gran puta resultó ser juez de la DCI, y por lo visto debió llegar a sus oídos mi METEÓRICA actuación en el GP, con lo que le tuve encima toda la ronda. Mi victoria fue rápida y AUTORITARIA, pero en el momento de darle el papelito con el resultado, me agarró de la mano y subió la manga de mi jersey, escapándose de ella todas las cartas que había usado para destrozar limpiamente a mi oponente. A pesar de mi increíble fuerza, no pude zafarme de su poderosa ligadura, así que empecé a lloriquear, en un esfuerzo por ablandar su corazón. No dio resultado, pero tuve la suerte de recordar esos documentales en los que el león tiene cogida por el cuello a la cebra y ésta se hace la muerta para que le suelte y pueda escapar. Y así hice, me desplomé en el suelo, con lo que no tuvo más remedio que liberarme. Hierático, pude oír cómo el cabrón pedía que trajeran la lista de mis cartas, y cómo se reía al comprobar que lo que había entregado no coincidía con mi baraja.

Fue entonces cuando comprendí que mi sueño había acabado, pero a la vez supe que aún no había jugado todas mis cartas. Saqué lo poco que quedaba de la COCAÍNA que me quedaba, me levanté, me puse frente a él, introduje la nariz en el fundita y esnifé todo su contenido, en su PUTA CARA. Una fracción de segundo después, mis piernas cobraron vida nuevo, y proferí un terrible grito de batalla: JUMANJI!!!!!!111. Salí de allí saltando por encima de las mesas, sembrando el caos y la destrucción por donde pasaba, entre alaridos y ESTERTORES. Corrí y corrí sin saber adónde iba, pues eran mis extremidades las que mandaban. Crucé medio Madrid en FRENÉTICO trote, hasta llegar al que iba a ser mi penúltimo destino: la tienda del juez. Evidentemente estaba cerrada, pues él aún se encontraba en el GP. Me senté en la puerta sin saber muy bien qué hacer, hasta que mis INTESTINOS trajeron consigo la respuesta. Los potitos que tanto disfruté en el mediodía habían completado ya su tránsito por mi interior, motivados quizá por los extraños fermentos que habían desarrollado tras tantos días expuestos al sol. Bajé mis pantalones y solté una de las mayores cagadas de mi vida. No sólo estaba EXCRETANDO los pútridos potitos del mediodía, sino toda la rabia y frustración que me había generado el dueño de aquel antro. Comprendí entonces cómo a Kilgore en Apocalipse Now el repugnante hedor del Napalm le olía a victoria.

Epílogo

Poco más recuerdo de aquella noche. Después de efectuar la gran cagada mis piernas volvieron a hacerse las dueñas de mi cuerpo y se pusieron en marcha. Desperté a la mañana siguiente en Plaza de España, con los bolsillos rajados, sin la cartera y sin rastro de mi mochila. Posiblemente había sido víctima de un atraco mientras dormía. Apoyé la cabeza en mi brazo y comencé a llorar. Pero amigos, justo en ese momento descubrí que no se habían llevado la tira de papel higiénico. Una vez más, la desaté y aspiré su perfume. Y allí, en pleno centro de Madrid, sólo existíamos ella (la tira) y yo. Me bajé los pantalones y me masturbé en esa extraña intimidad, sabiendo que, de nuevo, volvía a reír el último.



Yo al final como soy un fluix no escribi ningun report ni na. Excepto uno breve y relampago que escribi en el foro de unlimited.


http://www.createphpbb.com/soltan/viewtopic.php?t=1083&mforum=soltan

29 comentarios:

Adisabeba dijo...

Qué queréis que os diga, yo no tendré sentido del humor pero esto ya no está en la franja de "no me hace gracia"

Esto no es ironía, no es divertimento.

Esto es REPUGNANTE.

Joder chicos, como podéis publicar semejante sarta de repugnancias.

Unknown dijo...

increiblemetne bueno
el pavo este deberia ser escritor y no jugador de magic

Kebote dijo...

estilo 100% putalocura

Thalai dijo...

Oye pues yo estoy con ardani a mi me mola xD

Anónimo dijo...

no me esperaba esto de ti javier, es una basura increible

DarthIA dijo...

O_o

¿De verdad hay gente que escribe estas cosas? Lo único creíble de todo el report es la parte de la droga... porque lo que se tiene que meter el pavo para escribir estas sandeces tiene que ser DESCOMUNAL...

Anónimo dijo...

caca culo pedo pis ._.

Anónimo dijo...

APALUSE!!!

Putalocura> all

Martos

Anónimo dijo...

yo lo unico que se es que esto para lo unico que ha servido es para llenar la página. donde están los articulos salsa?
esta serie de articulos han sido una mierda

Jorge S. dijo...

Genial conclusión xDDD. ¿Esto de donde ha salido? Lo pregunto para buscar más :p

JoseCabezas"Pok" dijo...

Yo como miembro de RSPCREW digo que esto es una puta mierda, no tiene gracia y no deberia estar aqui, pero aqui en RSP somos una democracia y no una dictadura como yo propuse en un principio asi que poned lo que os salga de los cojones.

Anónimo dijo...

No falta la parte del report de las 3 primeras rondas?

eEnder dijo...

si que esta. mira bien :D

Alexis dijo...

Adisabeba, mira en http://foro.putalocura.com/foro/general/foro-general/

Ahí hay un montón de gente que opina como tú. Ésto es sencillamente un asco y una repugnancia. Además, roza lo ilegal, hijos de la logse.

Anónimo dijo...

este tio es la polla xD que arte

Johan dijo...

Basura.

Opino igual, que donde esta la salsa que caracteriza RSP, y no la basura esta de un gilipollas aburrido

Neri dijo...

Johan está conmigo xD

Anónimo dijo...

Este hombre es un PUTO GENIO, merece que le editen una novela pero ya, o como mínimo que le den un programa de televisión.
GP MADRID: Diario de un pro player.

Thalai dijo...

Solo quereis salsa..

SI SOLO COMIERAMOS SALSA...QUIEN SE COMERIA LOS FRANKFURTS?

Toyto Gomita...AKA Kroket.....AKA Mikel entre rondas dijo...

MMM.....Por un lao esta weno, Por otro es una pollada. Pero a mi no me gusto aunke tiene un toke ke las cosas como son, No esta mal. Eso si, demasiao extenso, no vas a comentar las flipadas de un zumbao. Y ke hay mas irreal ke la propia realidad??

South'Alai dijo...

thalai: +1
Será todo lo repugnante que queráis, pero es divertido de leer, aun así el tio es odioso

eEnder dijo...

Finkikula es el almodovar del siglo xx1. unos lo odian y otros lo idolatran. El caso es no dejar a nadie indeferente. :d

pd lo que mas me mola a mi es darle pa bajo con la ruedecita al post que es kilometrico. vale como ejercicio fisico?

Djinncito dijo...

Pues yo lo he pasado bien leyendolo, me parece algo distinto a lo que estamos acostumbrados...

Neri dijo...

En eso le doy la razón a Pablo. Es lo que tiene no estar acostumbrada a leer basura... ^^

Anónimo dijo...

La verdad eske solo me ha gustao ke ponga cocaina en mayusculas, lo demas me parece un tocho de letras bastante aburrido.

Unknown dijo...

A ver, no podéis juzgar esto como un texto normal. Es un texto bizarro, una cosa totalmente fuera de lo común, y de las que hay pocas. No sé, yo no me lo creo y por eso me harto de reír. Si cosas como lo de la niña del servicio fuera verdad, sería muy triste. Pero vamos, lo dicho, ni me creo que sea cierto, tanto me he hartado de reír XD

Neri dijo...

Que no me lo crea no implica que por eso tenga k hacerme gracia. Si semejante energúmeno existe, por el amor de dios y la virgen del pompillo, que mal.

Y lo juzgo como un texto. Un texto, sea bizarro, erótico, romántico, histórico... Lo juzgo como textos. Como kieres que lo juzgue, como fotos? Estoy acostumbrada a ver/oir cosas bizarras, pero al menos tienen "buen gusto" (si Patrick me oyera... xD) y si crees que hay pocas, te presentaré a unos cuantos amigos que te abriran un mundo de posibilidades.

Me reitero: Pura basura y pura bazofia.

Anónimo dijo...

El tipo este escribe de puta madre. El texto es alucinante y merece un aplauso enorme. Si solo preferís insultaros entre vosotros es algo triste... Pero a mi me encanto el texto.

eEnder dijo...

eres una nonimo y por lo tanto mereces la muerte